La Evaluación Psicopedagógica cumple con una función preventiva que permite conocer, describir y comprender al alumno en su individualidad, a fin de orientar, predecir, prevenir y optimizar conductas y potencialidades, conducir a la superación de las necesidades y facilitar la toma de decisiones que permitan facilitarle el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Consiste en la aplicación de diversos instrumentos para conocer a fondo las diferentes áreas de personalidad del alumno, tales como desarrollo biológico, psicomotor, intelectual, emocional, social y de comunicación, así como el estado actual de habilidades intelectuales, sociales, académicas, emocionales y de comunicación, así como los recursos personales y familiares con los que cuenta.

El contexto familiar es el primer agente educativo que el niño tiene y que las primeras edades es el que mayor influencia ejerce atribuyéndole expectativas sobre sus capacidades y logros.

Los instrumentos para realizar la Evaluación Psicopedagógica son: la observación directa del niño, entrevista con los padres, informes de los maestros y aplicación de pruebas psicométricas y proyectivas.

La evaluación psicopedagógica se enmarca dentro de un contexto de colaboración con los profesores y las familias. Esto permite hacer de la evaluación psicopedagógica una intervención que atiende a los diferentes aspectos del alumno, no sólo evaluados por el orientador sino donde toman parte familias y profesores y que posibilita la toma de decisiones para favorecer el desarrollo integral del alumno y que tendrá una gran repercusión en su vida.