Evaluar detenidamente el mundo y nuestras propias ideas y experiencias es una de las características más importantes que cualquier persona pudiera tener. Por eso dentro de los atributos del perfil que desarrollamos en nuestra comunidad educativa es el de ser reflexivo.
Cualquiera de nosotros puede ser reflexivo cuando se esfuerza por comprender sus fortalezas y debilidades para, de este modo, contribuir a su aprendizaje y desarrollo personal. Es alguien con una mentalidad de crecimiento, es alguien capaz de pensar y, valga la redundancia, reflexionar sobre sí mismo y cómo puede ser una mejor versión de sí.
Ser reflexivo es ser un aprendiz capaz de autorregularse. Entiendo que somos responsables de nuestro propio desarollo podemos también observar las fortalezas de nuestros compañeros y hacer buen uso de ellas para para resolver los problemas de la comunidad. Esto puede traducirse hasta en formar parte de movimientos globales donde cada uno, consciente de aquello en lo que flaquea y en lo que destaca, tiene una participación importante y eficaz.
Mafer es una de nuestras alumnas de 6º que se ha dado cuenta de cómo la reflexión forma parte de su vida y ha jugado un papel importante en su desarrollo personal.
“Siempre pienso antes de actuar: no me expongo a cosas muy peligrosas pues sé muy bien lo que puedo y no puedo hacer. Por ejemplo, cuando voy a nadar, sé hasta dónde puedo llegar antes de que haya un peligro para mí.”

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